Transitando por diferentes caminos no hay mucha diferencia en los recorridos, lo único que cambia son los rostros de las personas y las fachadas de las casas. Son las 5:30 de la tarde, la gente empieza a salir de sus oficinas, la jornada laboral termina y las calles comienzan a verse más ocupadas por esas máquinas que llegan rápido a cualquier lugar.
El bullicio cobra vida a esta hora del día, las imprudencias de los conductores y de algunos transeúntes no dan espera, parece que todos tuvieran afán por llegar a algún sitio en especial; su manera de conduir y cruzar las calles los delata.
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