viernes, 17 de enero de 2020

Cierra los ojos: escucha, toca y siente lo que tiene el Museo del Agua EPM


Normalmente vas caminando por la calle y ves las texturas del suelo, los zapatos de las personas, la luz del sol en las fachadas de las casas, puedes ver las tonalidades del cielo, las aves volando y uno que otro avión yendo a otras tierras. Tienes todos tus sentidos, pero hay otras personas que carecen de algunos.
Cierra los ojos unos segundos e intenta percibir lo que sienten quienes a diario usan un bastón o son acompañados por sus lazarillos para desplazarse y disfrutar de las ofertas educativas y culturales de Medellín.
Ellos no han tenido la posibilidad de conocer esos lugares de una manera más cercana a sus capacidades. Por eso el Museo del Agua EPM con el proyecto Inclusión con Sentido, trabajó este año para mejorar sus instalaciones y ahora cuenta con salas adaptadas y espacios accesibles para que quienes tienen discapacidad visual, puedan aprender y compartir con sus familiares y amigos.


5 elementos para entender nuestra relación con el agua
Además de una nueva señalización en braille que les permite a los visitantes recorrer el museo con mayor autonomía, el artista Alonso Giraldo Santa creó 5 nuevos elementos en alto relieve que todos podemos tocar y sentir. Te contamos de qué se trata:
  1. Una pieza para recrear 3 momentos claves del Big Bang: cuando el universo estaba hecho de partículas, la creación del espacio y la formación de galaxias y estrellas de diferentes tamaños.
  2. Paisaje de un páramo: por medio de una fotografía intervenida se construyeron las siluetas de los frailejones, pastos, montañas, lagos y acumulaciones de agua.
  3. Cenefa de la biosfera: busca resaltar la función de un ecosistema, el cual está compuesto por distintos tipos de organismos que cumplen diferentes funciones y todos juntos trabajan para el adecuado equilibrio del planeta Tierra.
  4. Ascensor Sur: muestra imágenes que describen la historia del ser humano y cómo desde que éramos nómadas, luego sedentarios y ahora habitantes de las ciudades, hemos estado asociados al vital recurso del agua.
  5. Huella hídrica: se refiere a la cantidad de agua que no vemos y que se utiliza en el desarrollo de productos y servicios. Hay 4 objetos en la pared: un celular, una hamburguesa, una camisa y un automóvil. El fin es adivinar por medio del tacto cuál es cada uno y reflexionar sobre la cantidad de agua que se utilizó en ese objeto para llegar a nuestras manos.
También, en la Sala de Ecosistemas hay una serie de cápsulas oscurecidas distribuidas a lo largo de 7 biomas o ecosistemas. En ellas hay especies animales o vegetales propias de estos lugares. Aquí tanto videntes como invidentes están en igualdad de condiciones. Por medio del sentido del tacto deben adivinar qué objeto están tocando.
                                   Foto de Alexander Carvajal.
Este es el primer museo de la ciudad con una renovación museográfica para las personas con discapacidad visual. Fue cofinanciado por la Fundación EPM y un estímulo entregado por el Ministerio de Cultura. “En los próximos años pretendemos incluir más discapacidades: auditiva y cognitiva”, dice Andrés Ceballos, profesional de educación.
Estas adaptaciones contribuyen a la aplicación de la Ley 1618 de 2013.‘A través de la cual se establecen las disposiciones para garantizar el pleno ejercicio de los derechos de las personas con discapacidad’.

Sin embargo, no todos los espacios son accesibles. “Ha sido difícil por la misma arquitectura del museo, pero la idea es seguir generando propuestas para mejorar la inclusión”, cuenta Felipe Martínez, museógrafo.
En la prueba piloto realizada el jueves 26 de noviembre de 2015, participaron varias personas invidentes. Esto nos expresaron sobre lo que sintieron visitando el Museo del Agua EPM:
  
                                  Foto de Alexander Carvajal.

– “Ya la inclusión no es solo palabra, se va volviendo una realidad. Todo tiene un comienzo y para eso hay que hacer muchos cambios, empezando por la actitud y la mentalidad. Esto tiene que ser poco a poco, porque hay que aprender cómo se trabaja con diferentes poblaciones  y discapacidades”, dice Lucy Sánchez Ricaurte, apoyo a los estudiantes de la Institución Educativa Francisco Luis Hernández Betancur.
– “Las adecuaciones de todos los sitios culturales es supremamente importante, nos equipara a las oportunidades de las personas que tienen su visión. Me gustó la observación de la flora y fauna de cada ecosistema”, asegura Guillermo Marín Marín, jubilado de la Fábrica de Licores de Antioquia.
Si no sabes dónde queda, solo debes dirigirte a la carrera 57 número 42 – 139, en el parque de los Pies Descalzos. La entrada cuesta 6 mil pesos. Las personas con cualquier tipo de discapacidad ingresan gratis, al igual que los ciudadanos que viven en estratos 1, 2 y 3. El único requisito para los últimos es presentar la factura de servicios públicos de EPM, con esta ingresan hasta 4 personas.

Días y horario de ingreso:
  • Martes a viernes de 8:30 de la mañana a 4:00 de la tarde. El último ingreso es a las 4:00 de la tarde.
  • Sábados, domingos y festivos desde las 10:30 de la mañana hasta las 5 de la tarde.
  • Más información llamando a los números telefónicos 380 6954 y 380 6982.
  • Quienes pertenezcan a los estratos 1,2 ó 3 entran gratis hasta 4 personas gratis, de lo contrario la entrada cuesta 6 mil pesos.
Medios de transporte:
Puedes llegar en tu bicicleta, usando el Metro, la Línea 1 del Metroplús y te bajas en Plaza Mayor, la ruta de bus que te deje más cerca, o en el Sistema de Bicicletas Públicas EnCicla. Evita usar carro particular, así contribuyes a la disminución de CO2 y de trancones en el Centro de la ciudad.
Esta es una invitación a que salgas de la casa y vayas a disfrutar el Museo del Agua EPM. El acceso a la cultura es un derecho de todos.


Del jardín a la mesa: 11 flores comestibles para tus platillos


Los jardines de las casas, los restaurantes u hoteles no solo están para la decoración, pues en ellos se pueden sembrar no solo flores tradicionales, sino también comestibles e incluso medicinales, sirviendo así a una alternativa gastronómica que podemos aprovechar en nuestros platos.
Seguramente las has visto en los jardines de las casas o como decoración en las entradas de edificios, en los floreros de los hoteles y restaurantes o en las calles y parques de la ciudad si te has detenido a contemplar su belleza. Pero estas flores más que ser hermosas, también ofrecen una alternativa gastronómica que podemos aprovechar en nuestros platos.
¡Sí, hay flores comestibles!


Sabemos que no te vas a llenar con una ensalada de flores, por eso es mejor combinarlas con proteína parar tener una adecuada alimentación durante el día. Y claro, deben comerse el mismo día o lo más pronto luego de cogerlas de la tierra, para que estén frescas y aproveches sus propiedades. Es importante que sean orgánicas, es decir, que no hayan sido fumigadas con químicos o pesticidas.
Te presentamos algunas flores que puedes comer crudas o en cocción sin ningún riesgo para tu salud, por el contrario, tienen grades beneficios medicinales por ser antioxidantes, además le dan color a tus alimentos.
1. Balazo o Monstera deliciosa: la parte central, de forma cilíndrica, se echa en agua caliente para disolver los rafidios (cristales de doble punta) y después se corta en tajadas y se fritan como si fuera papa; se puede moler para hacer puré; también se come como empanada o se puede mezclar con harina para hacer bizcochos con achiras, pero se debe esperar a que esté en etapa de maduración. Tiene proteínas, carbohidratos y minerales. Se encuentra a nivel del mar hasta más de 3 mil metros sobre el nivel del mar.
2. Sietecueros: nace en climas fríos por encima de 2 mil metros sobre el nivel del mar. Se recomienda consumir cruda si hay estreñimiento. Sirve contra el sarampión y diarreas muy fuertes.

3. Capuchinas: se utiliza como condimiento, tiene un picante suave. Es un aditivo que estimular el apetito. En infusión contribuye a la salud del pelo y a prevenir su caída. Se cultiva fácilmente, pero si quieres sembrarla en tu huerta ten cuidado con su crecimiento, pues es considerada planta invasora.

4. Amarrabollo: nace en climas fríos a 2 mil 200 metros sobre el nivel del mar. Es muy común verla en Santa Elena. Cuando las flores nacen son de color rojo y con el paso de los días se tornan púrpura y violeta. Produce estreñimiento si se consume en mucha cantidad.

5. Begonias: hay alrededor de 1.500 especies en el mundo. Es antioxidante y al prepararla en infusión ayudar a mejora la circulación sanguínea.

6. Pensamientos: son muy comunes para adornar jardines y balcones, resiste en clima frío y al ser una flor de exteriores necesita iluminación natural y suelos ricos en nutrientes para su crecimiento. Son buenas para evitar la propagación de hierbas malas. Acompaña ensaladas y quesos.

7. Alcaparra: es muy comercializada, pero no se cultivan aquí, su procedencia es asiática. Se utiliza como aperitivo o aderezo en una solución con vinagre y sal para acompañar numerosos platos: pizzas, pastas, ensaladas o arroz y también se encuentra en la famosa salsa tártata. Se comen los botones o capullos florales antes de que se abran.

8. Alcachofa: su sabor es amargo, tiene beneficios para el hígado y por su alto valor de fibra ayuda al estreñimiento. Plablo Neruda le escribió un poema: “La alcachofa / de tierno corazón / se vistió de guerrero / erecta, construyó / una pequeña cúpula, / se mantuvo impermeable / bajo sus escamas…”
9. Flor de Jamaica: si te gusta consumir esta flor, no dejes de hacerlo porque es muy buena para eliminar las toxinas del cuerpo a través de la orina, ayuda a tratar la hipertensión arterial, el colesterol y los triglicéridos y evita enfermedades como el cáncer.

10. Coliflor: es rico en nutrientes y antioxidantes, es antiinflamatorio, contiene alto contenido de potasio y es bajo en sodio, ayuda a la digestión y protege el corazón, estómago e intestino de posibles enfermedades.

11. Brocoli: lo dejamos de último, pero es la hortaliza que más valor nutricional tiene. Es rico en magnesio, potasio, zinc, vitaminas C, A y B2. Gracias a su aporte significativo de hierro aumenta las defensas, ayuda a la desintoxicación del cuerpo y previene enfermedades como gripas y alergias, entre muchas más. Así que si tu mamá te lo da en la sopa, en el arroz o en la ensalada, no le reproches, comételo con todo el cariño y sabiendo que esta flor va cuidar tu salud.

jueves, 22 de septiembre de 2011

La misteriosa mujer del columpio


Supe que el cuadro en mi honor iba a ser un fracaso porque el pintor Gabriel François Doyen se dejo manipular por su pudor y buena educación. La ligereza de la pintura le nublo la mente y prefirió encargárselo al frívolo Jean-Honoré Fragonard. Debo decir que lo malinterpretaron, este hombre nació rodeado de los olores de las flores de Grasse e impregnó su alma y su paleta de la luminosidad y color de este pueblo de perfumes donde vivió su infancia y juventud.

Sí, aquí estoy sentada en el columpio que mi condescendiente esposo me ha regalado. Vengo a balancearme cada vez que los azares de la vida me perturban. Nadie conoce mi nombre y no lo diré. Soy mujer de dos hombres que me miran con deseo cuando me acerco a sus labios.

Hoy caminé entre árboles y llegué al interior de este bosque cómplice. Vine a olvidar los protocolos que tengo que cumplir cuando estoy en las reuniones de la aristocracia. Mi esposo me siguió. Dijo que quería pasar la tarde a mi lado. Se me hizo extraño. Él siempre está para sus negocios con los burgueses y yo para comprar sombreros, vestidos y chinelas.

El paisaje me recuerda los amaneceres vividos a su lado. Cada vez que dormimos juntos y nos separamos en la mañana, el amarillo del sol busca iluminar las hojas verdes de los árboles más escondidos y  el suave azul del cielo nos arrulla, al verlo acostados en este lugar donde la palabra pecado no existe.

Aunque atrás está el hombre con el que me casé hace un par de años y que con sus manos me sostiene, Saint-Julien y yo sabemos que estamos protegidos. Los ojos de Cupido nos observan con picardía y el dedo en su boca nos da permiso para acercarnos y acariciarnos acompañados del aroma de los rosales.

Esta tarde el sol irradia en mi sensual vestido rosado, no deja de rozar mi piel, hambrienta de caricias y besos. Quisiera bajarme, quedarme en los brazos de mi amado, poder sentir la tez de su rostro, despojarlo de sus vestiduras, quedar cercada en este jardín como lo fue ayer. Estábamos solos, las manos de Saint-Julien tomaban mi cintura con propiedad, me besaba con pasión e intentaba tenerme, yo lo dejaba tocarme por donde le apetecía y le iba quitando su traje a medida que aumentaba mi ritmo cardíaco.

Me encanta este juego de artificio y picardía. Con mi esposo puedo obtener lo que antaño no imaginaba, aumentar mi riqueza y ser deseada en las fiestas galantes por archiduques, príncipes y reyes. Pero cuando estoy con mi amante puedo complacer mi libido a mi antojo, sorprenderme de lo que soy capaz de hacer cuando mi cuerpo me pide estar con él.

Así ha sido desde que deje la casa de mis padres y me convertí en Señora. Este vaivén me ha permitido convertirme en una mujer distinguida, nadie conoce mis secretos, y en la alta sociedad sigo siendo respetada y admirada por mi belleza y buenos modales.

Mi mayor alegría es que solo Fragonard puede imaginar el erotismo de nuestros encuentros. Solo el mensajero puede deducir de quién son las cartas que recibo todos los jueves a la hora del té. Una carita de coquetería es suficiente para que no haga de mis intimidades, conocimiento público.

Podría seguir a este ritmo por mucho más tiempo, incluso no soy la única que lo hace. La sexualidad en Francia no es un asunto al que hay que huir, incluso después de la Revolución, las ideas femeninas fueron protagónicas y el curso de nuestra historia cambió trascendentalmente a nuestro favor. Por ahora mi preocupación no es hacer parte de una lucha política ni económica, mi motivación es seguir cumpliendo mis placeres, no me importa si algún día se va Saint-Julien, sé que hay personas a mi alrededor que quieren satisfacerlos.

El viento sopla entre mis piernas, el olor llega a la nariz del que mira hacia arriba con desesperación, el perrito ladra con dulzura, y en esta escena de erotismo en lo único que pienso es en caer y contemplar las delicias de la lujuria.

lunes, 28 de marzo de 2011

Amarillo

-“¡Ay, niña, ese muchacho le iba a tirar eso en el pelo!”

Su piel era morena, sus ropas estaban carcomidas por la lluvia, el sol y sus incontables siestas en ásperos pavimentos. Tenía los ojos tan abiertos como los de un búho en la noche. Su mentón, boca y nariz estaban impregnados de un pegamento amarillo con varios grumos  en forma de bolitas, parecían mocos gigantes, difíciles de quitar con agua y jabón.

Esperaba a Diego sentada en las escalas del Museo de Antioquia. Di dos pasos para llamarlo desde un celular alquilado porque no tenía minutos en el mío. Mientras marcaba los números, sentí que alguien había pasado cerca. Me volteé para ver quién era, pero ya no había nadie, así que dirigí mis ojos por todo el lugar. Vi a un hombre. Un habitante de calle de unos 21 años. Estaba a tres metros de mí y parecía un loco riéndole al viento, llevaba en su mano derecha un tarro de sacol; supongo que a eso se refería la señora de los minutos cuando segundos antes me había gritado espantada. 

Después de aquel incidente mi rostro tomó un nuevo gesto. Estaba perturbada. El corazón me latía más rápido de lo habitual. Mis manos sudaban. Un vacío se apoderó de mi estómago. Respire profundo queriendo robar el aire en un suspiro. Logré tranquilizarme. Mi pulso se normalizó. 

Traté de olvidar aquella imagen y seguí. Llegué donde las prostitutas. Sentadas o paradas, todas seducían con sus viejas minifaldas, sus labios rojos y su piel al descubierto. Una de ellas tenía un pequeño vestido de color amarillo. Se veían sus glúteos sin ningún pudor. 

Caminaba lento y sensual de aquí para allá con sus tacones negros ya sin suelaSostenía un desgastado bolso. Parada sobre el andén, negociaba quince minutos de sexo con un taxista. La mujer se llevaba sus manos a la cintura, movía su pelo y miraba con malicia al impaciente hombre. Acordó una cifra, supongo que fueron diez mil pesos y espero a que el hombre se bajara del vehículo. Fueron hacia el hotel y en corto el trayecto el hombre nunca dejo de tocar sus nalgas. Ella por su parte, sonreía y se acomodaba su larga cabellera.

domingo, 27 de marzo de 2011

Soledad

Hoy no quiero verte, no quiero sentirte, 
no quiero saber que siempre estás ahí.

¿Por qué continúas hiriendo mi alma? 
¿Por qué no te marchas ya?

Déjame en paz, déjame sonreír sin motivo, 
déjame volver a ser una niña.

No te quiero más aquí. 
¡Lárgate!, 
¿no entendés que no sos bienvenida?

¿Qué pasa?, ¿por qué no te has ido? 
Quiero dormir, 
quiero despertar con la piel seca, 
quiero caminar sin ti.

sábado, 26 de marzo de 2011

Déjame entrar

Quiero entrar en ese abismo,
quiero besar tus labios rotos,
quiero sentir tu respiración en mi cuello.


Sé que hay besos esperando por mí,
sé que hay un cuerpo desnudo al lado del camino, dispuesto a danzar al ritmo de su aroma y el mío.


Llegaré a ti sin afanes, 
para tocarte, mirarte y saborearte.
Llegaré a ti sin afanes, 
y lanzaré al viento los recuerdos.


Pero solo estaré junto a ti cuando lo quiera
porque en mi soledad soy libre,
si encuentro tu corazón, 
dejaré de elegir solo para mí.

domingo, 6 de marzo de 2011

Volar

El viento soplaba con gran fuerza aquella tarde de agosto en el cerro volador de San Félix. Las nubes se habían escapado y el sol brillaba con esplendor mientras algunos hombres volaban en sus paracaídas.


El lugar estaba lleno de deportistas y familias. Los parapentistas se disponían a volar acompañados de jóvenes y adultos “gomosos” por sentir cómo era volar. Uno de ellos caminaba entre la gente animándola a sentir el cielo y los demás sacaban sus parapentes de colores naranjado, rojo, azul, verde y negro, los extendían en el suelo  y se ponían sus trajes para emprender vuelo por los aires de Bello.



Una niña de 14 años gritaba sin cesar, ¡quiero volar, quiero volar! Estaba con sus padres y su abuelo. Su voz se escuchaba en todo el lugar, no dejaba de pedirle a su padre que la dejara volar, papi, mira que otros ya se lanzaron, papi, papi. 




Luego de pensar en los posibles peligros, su padre por fin accedió. Sacó con cuidado su billetera y le entregó al parapentista 70 mil pesos. Ahora su hija se vestía apropiadamente, y él le tomaba fotos al lado del hombre que le haría su sueño realidad.